miércoles, 21 de octubre de 2015

En el río Miljacka, Sarajevo




































































































Esta iluminación de la materia,
con su costumbre y su armonía,
con el sol madurador,
con el toque sin calma de mi pulso,
cuando el aire entra a fondo
en la ansiedad del tacto de mis manos
que tocan sin recelo,
con la alegría del conocimiento,
esta pared sin grietas,
y la puerta maligna, rezumando,
nunca cerrada,
cuando se va la juventud, y con ella la luz,
salvan mi deuda.


Claudio Rodríguez.